Traducí mis textos

Dicen que los amores imaginarios no son parecidos a los amores imposibles. Los imaginarios suceden, trascienden, se extienden, se saborean, se gustan, se aman, tal como debe ser. Se aman de formas extrañas, incluso hasta discontinuas y voraces. El cuerpo las rechaza, las abstiene, las esparce, las somete a las plegarias y locuras de quienes los comparten. Los amores imaginarios son envidiados por los externos, destrozados por los internos, extrañados, arrepentidos. Los imaginarios te nublan la vista y te elevan hacia el Sol, vistiendo tarde su verdadera ropa y haciendo que te enfrentes a su magnitud justo cuando comienza a derrumbarse.
Los amores imposibles nos hacen felices. No los tocamos, los sentimos. Y en eso conecta todo. Sentir no siempre es suficiente. A veces hay que pensar qué queremos sentir.