Cuando unos labios amenazan con devorarme el corazón, enciendo la señal de alarma y escapo en otra dirección.
Traducí mis textos
Sólo la vi una vez (que a duras penas una mirada nos encontró), sólo hablamos dos veces (que no fue cara a cara) le dí mis mejores versos, y no de los inventados, para ver si quería acercarse a mi universo, un poquito. No sé si fue el acercarse de la primavera, esa canción sin sentido que no para de sonar y gustarme, o unos ojos con forma de sirena o de tigre lo que me hicieron querer acercarme, escucharla, besarla. Tres segundos después (cuando ya anticipaba su huida) se alejó. Tenía miedo de quererme. Y bueno, creo, que mejor así, voy a poder no pensarla, olvidarla, porque sin dudas no me gustan los tigres entre rejas. Ojalá que la mujer de tus sueños no aparezca en los míos. Los lobos enjaulados me traen pesadillas.